Imagínate por un momento un mundo en el que Google deja de ser el buscador predeterminado en tus dispositivos. Suena a distopía (o a sueño húmedo de algún competidor), pero merece la pena analizarlo. A fin de cuentas, en España Google acapara alrededor del 95-96% de la cuota de mercado de las búsquedas online. Este uso de los motores de búsqueda en Internet, especialmente dominado por Google (monopolio de facto), no es casualidad, sino resultado de una mezcla de excelencia técnica, acuerdos comerciales estratégicos y, por qué no decirlo, pereza de los usuarios para cambiar las opciones por defecto.
Con un tono irónico pero profesional, vamos a desmenuzar este hipotético escenario en bloques informativo, técnico y de opinión, para entender cómo hemos llegado hasta aquí y qué pasaría si ese “aquí” cambiara de repente.
Contenidos
Google: el rey por defecto de las búsquedas
Google domina la búsqueda a nivel global con mano de hierro.
¿Por qué precisamente Google? En parte por mérito propio: desde sus inicios supo ofrecer los resultados más relevantes y una experiencia sencilla. La marca se convirtió en verbo (“googlear”) y su fama alimentó una base de usuarios fieles.
Pero además de la calidad, Google se aseguró de estar en todas partes por defecto. El uso de los motores de búsqueda en Internet se ha vinculado casi automáticamente con Google, debido a su omnipresencia en dispositivos y navegadores. Chrome, Safari, Android… todo está diseñado para que la búsqueda pase por Google.
Esta situación convierte a Google en el buscador más accesible, lo que refuerza su posición dominante. Técnicamente, su integración va mucho más allá de un simple motor de búsqueda; está en el corazón del uso de los motores de búsqueda en Internet en el día a día del usuario medio. Es decir, No solo indexa mejor o más rápido; también viene preinstalado o configurado por defecto en infinidad de dispositivos y navegadores.
Piensa en Android: la mayoría de móviles traen la barra de búsqueda de Google en la pantalla principal, cortesía de los Google Mobile Services. En iPhone, Safari consulta a Google como primera opción. Chrome (navegador de Google) es el más usado del mundo y, sorpresa, utiliza Google Search como buscador predeterminado. Esta omnipresencia técnica crea una inercia colosal: el usuario promedio no tiene motivos (ni a veces conocimientos sobre el uso de motores de búsqueda en Internet) para cambiar el buscador. ¿Para qué molestarse en buscar alternativas si Google “ya viene de fábrica” y además funciona bien? La ingeniería de Google no solo está en sus algoritmos, sino en haber tejido su presencia en el propio hardware y software que usamos a diario.
A estas alturas, Google es como ese invitado que se queda con las llaves de tu casa: entra cuando quiere y nadie se sorprende. Hemos normalizado su presencia hasta el punto de que cambiar de buscador nos parece marciano. En tono irónico, podríamos decir que Google lo ha tenido fácil: nosotros, los usuarios vagos por naturaleza, le hemos dejado la puerta abierta.
¿Quién va a cambiar manualmente su buscador predeterminado para darle una oportunidad a Bing, DuckDuckGo o Yandex? Pocos valientes. La gran mayoría sigue con lo que viene predeterminado, confirmando la teoría de que la pereza humana es el aliado secreto de Google. Eso sí, no toda la culpa es nuestra: Google ha trabajado (y pagado) duro para ser el camino de menor resistencia en la vida digital de millones de personas.
Los acuerdos invisibles que sostienen el monopolio de Google
Pasemos del usuario doméstico a las altas esferas: Google no domina solo por buena suerte, sino también por jugosos acuerdos comerciales. ¿Sabías que Google paga cantidades astronómicas para ser el buscador predeterminado en dispositivos ajenos?
Un ejemplo claro es Apple: en 2023 Google pagó más de 20.000 millones de dólares a Apple por seguir siendo el buscador predeterminado en Safari (iPhone, iPad, Mac).
Cifra mareante, ¿verdad? (Y hubo años en que se rumorea que fue incluso más alta). Apple no es el único: Mozilla recibe dinero para tener Google por defecto en Firefox, y fabricantes Android como Samsung también se benefician de acuerdos similares. Estos pactos, generalmente tras bambalinas, garantizan que cuando enciendes un móvil nuevo o abres un navegador, la casilla de búsqueda apunte a Google. Así se perpetúa el uso de los motores de búsqueda en Internet centrado en un único actor.
Al final, todos salen ganando… menos los buscadores rivales, claro.
Por supuesto, las autoridades antimonopolio llevan años con la mosca detrás de la oreja. En la Unión Europea ya multaron a Google en 2018 por abusar de Android para favorecer sus apps (incluido Search y Chrome), obligándole a ofrecer una “pantalla de elección” de buscador en nuevos Android. Aun así, la hegemonía de Google apenas se ha despeinado con estas medidas, especialmente en mercados como el español donde su liderazgo era abrumador incluso antes. Este control sobre el uso de los motores de búsqueda en Internet lo mantiene pese a los intentos regulatorios.
La mecánica de estos acuerdos predeterminados tiene su arte. En Android, por ejemplo, los OEMs (fabricantes) que quieren incluir la Play Store deben firmar contratos que, hasta hace poco, les obligaban a preinstalar todo el pack Google (búsqueda, Chrome, Gmail, etc.) y situar a Google Search en lugar privilegiado.
Resultado: cada smartphone Android en las manos de un usuario es un soldado del ejército de búsquedas de Google. En iOS, Apple configura por defecto a Google en Safari, aunque el usuario puede cambiarlo manualmente (¿y cuántos lo hacen? Ajá). Este diseño de entorno refuerza el uso de los motores de búsqueda en Internet bajo un esquema muy concreto.
Técnicamente, cambiar el buscador predeterminado no es difícil (unos clics en ajustes), pero la realidad es que casi nadie se molesta en hacerlo. Google lo sabe y por eso paga: ser la opción por defecto es medio juego ganado.
Otro ángulo técnico es la integración con asistentes y servicios: Siri en sus inicios usó a Bing para respuestas web, pero desde 2017 Apple volvió al redil de Google para Siri y Spotlight porque integrarse con “el mejor buscador” (y el mejor postor) tenía sentido. En resumen, técnicamente Google está metido en el core de la experiencia de Internet en nuestros dispositivos. Es el setting inicial, el camino predeterminado por donde transitan nuestras consultas sin que ni nos lo planteemos. De nuevo, el uso de los motores de búsqueda en Internet queda sesgado hacia un solo protagonista.
Dicen que “el dinero no da la felicidad”, pero viendo estas cifras uno piensa que el dinero sí compra la lealtad predeterminada. Irónicamente, Apple sostiene que mantiene Google porque “es el mejor buscador” y que no había alternativa válida (como si los 20.000 millones fueran solo un detalle folklórico).
Por su parte, Google se defiende en los tribunales diciendo que los usuarios eligen libremente Google porque les encanta. “Claro, Google, claro”. La realidad es más cínica: se han repartido el pastel a golpe de talonario.
Estas alianzas invisibles traen la implicación de que la competencia lo tiene crudo para arañar cuota de instalación y uso, por muy buenas ideas que tengan. Al final, es un poco trágico-cómico: Apple presume de privacidad y de diferenciarse de Google, pero acepta su cheque; Google presume de ser elegido por mérito, pero paga para allanar ese mérito.
Mientras tanto, los consumidores vivimos en una suerte de monopolio suave, convencidos de que usamos Google porque queremos, cuando en gran medida es porque venía así de serie. El uso de los motores de búsqueda en Internet está tan condicionado por estas decisiones ocultas que hemos normalizado la falta de opciones reales.
¿Estás atrapado en el buscador por defecto? 🤔
Si has llegado hasta aquí, tal vez deberías plantearte cuán dependiente eres de Google…
y qué harías si esa alfombra roja predeterminada desapareciera bajo tus pies.
😉 (Piénsalo, nos volveremos a esto en un momento).
¿Charlamos? 😎
Si todavía no estás interesado, sigue leyendo, a ver si te convences 😉
¿Y si se rompe el hechizo?
El día que Google deje de ser sinónimo de “Internet”
Entremos en materia del “qué pasaría si…”. Imaginemos que, por la razón que sea, Google deja de ser el buscador predeterminado en los grandes dispositivos o navegadores. Por ejemplo, Apple podría despertarse un día y decidir que prefiere impulsar su propio buscador (¿Apple Search?) o pactar con Microsoft para poner Bing como opción de fábrica en iPhones.
Este hipotético giro sería un auténtico terremoto en el uso de los motores de búsqueda en Internet tal y como lo conocemos. Cambiar el buscador predeterminado implica redistribuir automáticamente millones de consultas diarias, afectando a la visibilidad, el tráfico y la experiencia digital de millones de usuarios.
De hecho, sabemos que Microsoft tanteó vender Bing a Apple en 2020 para que los de Cupertino tuvieran “su propio buscador” y relegaran a Google. No llegó a cuajar, pero el simple hecho de considerarlo demuestra que el trono predeterminado podría tambalearse. Y si eso ocurriera, el uso de los motores de búsqueda en Internet podría entrar en una nueva era, con más actores relevantes y menos dependencia del buscador dominante.
Otro escenario
Las autoridades antimonopolio en EE.UU. obligan a Google a “no” hacer estos acuerdos o incluso a separar su negocio (Chrome y Android independientes que podrían elegir otro buscador por defecto). ¿Consecuencia inmediata? Un trasvase masivo de búsquedas hacia el nuevo buscador predeterminado de turno, lo que cambiaría radicalmente el uso de los motores de búsqueda en Internet a nivel global.
Para tomar un poco de conciencia: aproximadamente el 50% de los smartphones en EE.UU. son iPhone; si mañana esos dispositivos dejan de usar Google por defecto, Google podría perder acceso a hasta el 70% de las búsquedas hechas desde iPhones de un plumazo. Esa sola decisión afectaría al comportamiento del usuario y transformaría el uso de los motores de búsqueda en Internet tal como lo conocemos hoy.
Hablamos de decenas de miles de millones de consultas migrando de motor. En tráfico web, eso sería un terremoto: de la noche a la mañana, Bing (u otro) podría pasar de secundario a protagonista en las estadísticas, abriendo nuevas dinámicas en el uso de los motores de búsqueda en Internet. Y no olvidemos los ingresos publicitarios: Google se embolsó más de 207.000 millones de dólares por publicidad en búsquedas móviles en 2023; una parte sustancial de eso viene gracias a ser la opción predeterminada. Si se le escapa la presa, también se le escapa el dinerito… y con ello, buena parte del control sobre cómo se estructura el uso de los motores de búsqueda en Internet en dispositivos móviles.
El caos tecnológico
Desde el punto de vista técnico y de ecosistema, un cambio así sería caótico a corto plazo. Los SEOs tendrían que recalibrar herramientas y estrategias: ¿qué pasa si de repente Bing o Apple Search empiezan a generarte más tráfico que Google? Este nuevo panorama obligaría a redefinir por completo el uso de los motores de búsqueda en Internet tal y como se ha entendido en la última década.
Cada buscador tiene sus propios algoritmos y criterios de ranking, así que la optimización ya no sería un “one size fits all” centrado en Google. Habría que desempolvar conocimientos sobre cómo indexa Bing (que valora más ciertos metadatos o el contexto social), o averiguar qué demonios haría Apple con su hipotético buscador (quizá integrando más resultados locales, de Siri, de apps). Este cambio en la estrategia reflejaría la diversificación del uso de los motores de búsqueda en Internet y requeriría nuevas competencias técnicas.
Un impacto técnico inmediato sería en las apps y servicios vinculados: las consultas de Siri podrían usar otro proveedor, los asistentes de voz en dispositivos Samsung (Bixby, Alexa) quizá priorizarían otras fuentes. Así, el uso de los motores de búsqueda en Internet se fragmentaría también entre entornos y dispositivos, haciendo que la búsqueda no sea solo web, sino también conversacional y contextual.
También está la cuestión de la experiencia de usuario: muchos usuarios ni se darían cuenta del cambio y simplemente aceptarían los resultados “nuevos”, pero otros podrían extrañar “googlear” y manualmente volver a Google aunque ya no venga predeterminado. En términos de ingeniería, Google perdería una enorme cantidad de datos de usuario que ahora obtiene vía esas búsquedas predeterminadas, lo que podría afectar a su mejora continua. Esa pérdida de datos implicaría una ralentización en la evolución del uso de los motores de búsqueda en Internet, al menos desde el lado de Google.
Mientras tanto, el “nuevo” buscador predeterminado tendría que escalar rápidamente para absorber el aluvión de consultas. ¿Está Bing técnicamente preparado para, digamos, duplicar su cuota de mercado de la noche a la mañana? Probablemente sí (Microsoft estaría encantada de tener ese problema), pero habría retos en resultados, indexación de contenidos en idiomas minoritarios, etc. Un Apple Search autónomo sería una incógnita: Apple tiene infraestructura de sobra, pero montar un Google en poco tiempo no es trivial.
En este escenario se repartirían las cartas otra vez: quizás no habría un ganador único, sino un entorno más fragmentado con varios motores repartiéndose el pastel. Y los sitios web tendrían que estar listos para servir contenido óptimo a cada uno de ellos, adaptándose así a un nuevo modelo de uso de los motores de búsqueda en Internet mucho más plural y exigente.
Reflexión loca: el apocalipsis de las búsquedas
Si Google deja de ser el predeterminado, estaríamos ante uno de esos momentos pivotal en la historia de Internet. Sería divertido ver las reacciones: probablemente muchos usuarios ni se molestarían y usarían lo que venga (confirmando que el poder del default es real, sea Google u otro). Y así, sin decidirlo activamente, cambiaría el uso de los motores de búsqueda en Internet en manos de nuevas fuerzas dominantes.
Otros, más techies, correrían a poner Google de nuevo como predeterminado porque ya casi lo tienen en los reflejos. Desde la perspectiva del mercado, quizás veríamos por fin algo de competencia genuina en el uso de los motores de búsqueda en Internet:
- Bing con un pedazo de la tarta y controlando más sus productos.
- Apple (si saca su buscador) compitiendo en experiencia integrada y controlando su marca.
- Motores de nicho (DuckDuckGo, etc.) aprovechando para destacar con su propuesta de privacidad.
Como profesionales del SEO, nos permitimos cierta ironía: muchos en la industria llevan años diciendo “no dependas solo de Google”… pues bien, ¡este sería el examen definitivo para ese consejo! Adaptarse a un nuevo uso de los motores de búsqueda en Internet sería la prueba de fuego para quienes presumen de estrategia diversificada.
Quien haya diversificado su presencia online lo llevaría mejor que quien vivía al 100% de Google.
Personalmente, creo que un mundo sin Google en modo monopolio predeterminado sería sano a la larga: innovación, menos complacencia de Google, y usuarios descubriendo que hay vida (y resultados) más allá de la página en blanco con logo multicolor. Una visión más plural del uso de los motores de búsqueda en Internet podría enriquecer el panorama.
Claro que, como en toda ruptura, habría dolor en el proceso: sitios que perderían gran parte de su tráfico hasta adaptarse, anunciantes reajustando campañas a nuevas plataformas… Un follón, vamos. Pero hey, nada es eterno; ni siquiera el reinado de Google tiene garantía de por vida.
Más allá de Google: ¿qué pasa con el SEO si cambian los hábitos de el uso de los motores de búsqueda en internet?
El “What if…” de Google (no de Marvel)
Supongamos que ese cambio sucede o, en general, que los usuarios empiezan a usar otros buscadores o herramientas para encontrar lo que quieren. De hecho, esto ya está pasando en cierta medida: la irrupción de la IA generativa y chatbots tipo ChatGPT ha hecho que algunos usuarios (especialmente jóvenes o techies) pregunten directamente a ChatGPT cosas que antes habrían buscado en Google. Este fenómeno marca un giro sutil pero importante en el uso de los motores de búsqueda en Internet.
Según un estudio reciente, un 27% de los usuarios en EE.UU. ya utilizan herramientas de IA en lugar de buscadores tradicionales para determinadas consultas.
Esto implica una transformación no solo en el tráfico web, sino en la forma en la que los usuarios conciben la búsqueda de información. En consecuencia, el uso de los motores de búsqueda en Internet se amplía más allá del concepto clásico de “teclear una consulta en Google”.
Además, en el terreno de las compras, muchos consumidores inician sus búsquedas de productos en Amazon directamente, saltándose Google por completo. También hay nuevas formas de uso en los motores de búsqueda en internet: asistentes de voz (Alexa, Google Assistant, Siri) y buscadores especializados (por ejemplo, Perplexity AI, You.com o incluso redes sociales como TikTok para encontrar recomendaciones). Este abanico creciente de opciones está redibujando el mapa del uso de los motores de búsqueda en Internet, que ya no es sinónimo exclusivo de Google.
En un contexto centrado en España, es cierto que por ahora Google sigue siendo el amo y señor, pero las tendencias globales llegan: los mismos usuarios españoles que prueban ChatGPT para preguntarle cómo arreglar algo o que buscan en Amazon “el mejor aspirador” están reduciendo marginalmente las búsquedas que antes le habrían dado a Google. Estos pequeños cambios, sumados, apuntan a una evolución silenciosa pero imparable en el uso de los motores de búsqueda en Internet.
Y ojo, porque aunque los buscadores tradicionales aún suman 1,86 billones de visitas frente a “solo” 55.200 millones de visitas de los chatbots de IA en los últimos años, la brecha se está cerrando poco a poco. Es solo cuestión de tiempo antes de que este nuevo paradigma se instale de forma definitiva en el uso de los motores de búsqueda en Internet, obligando al SEO a repensarse.
Dicho en plata: el ecosistema del uso de los motores de búsqueda en internet se diversifica.
Para los profesionales del SEO (nada que no se sepa, eh)
Un panorama con usuarios dispersándose entre Google, Bing, motores con IA o plataformas cerradas como Amazon implica un cambio de chip importante. Ya no valdrá solo con “estar primero en Google”; habrá que pensar en SEO multicanal o multidisciplinar, adaptado a un uso de los motores de búsqueda en Internet mucho más fragmentado y exigente.
SEO para Bing
Aunque Bing comparte muchos fundamentos con Google (al fin y al cabo también rastrea, indexa y rankea páginas), tiene sus matices. Bing suele ser más indulgente con ciertos contenidos, utiliza la indexación instantánea vía API para nuevos contenidos, y la integración con Bing Chat (basado en GPT-4) hace que a veces ofrezca respuestas directas extrayendo contenido de páginas web (con su correspondiente enlace). Este modelo responde a una evolución clara en el uso de los motores de búsqueda en Internet, donde los asistentes conversacionales comienzan a tener un papel más protagonista.
Eso significa que optimizar para Bing podría requerir enfocarse en long-tail keywords y contenidos bien estructurados para que Bing pueda entenderlos y hasta citarlos en su chat. SEO para buscadores con IA (ChatGPT plugins, Perplexity, etc.) es otra historia: aquí ya hablamos más de AEO (Answer Engine Optimization), una vertiente cada vez más relevante en el uso de los motores de búsqueda en Internet impulsado por modelos de lenguaje.
Implicaría asegurarse de que nuestra información sea fácilmente consumible por modelos de lenguaje – por ejemplo, proporcionando datos estructurados, FAQs claras, texto bien escrito y referenciable – para que si una IA “aprende” de nuestra web, extraiga lo correcto. Además, habría que monitorizar el tráfico de referencia que llega desde estas IA (muchos incluyen citas o enlaces), lo que abre una nueva dimensión de medición en el uso de los motores de búsqueda en Internet más allá del clásico orgánico.
SEO para Amazon (y similares)
SEO para Amazon u otros marketplaces directamente se sale del ámbito de los buscadores web y entra en optimización dentro de plataformas: título de producto, keywords en descripciones, número de reseñas, etc., para aparecer arriba en la búsqueda de Amazon. Aquí el uso de los motores de búsqueda en Internet se mezcla con el de los motores internos de plataformas de comercio electrónico, obligando al SEO a entender el comportamiento de búsqueda específico de cada entorno.
¿Y si llega Apple?
Y no olvidemos Apple: si Apple Search llegara a ser algo más que un rumor, tocaría aprender cómo su algoritmo valora la relevancia (¿quizá más peso a apps, resultados locales, integraciones con Apple Maps y Apple Music, etc.?). Sería un nuevo actor importante que cambiaría el uso de los motores de búsqueda en Internet, especialmente en mercados donde los dispositivos de Apple son predominantes.
Técnicamente, las empresas tendrían que diversificar sus sitemaps, usar múltiples herramientas de webmaster (Google Search Console, pero también Bing Webmaster Tools, y estar atentos a cualquier consola de Apple o de otros que surja).
El SEO se volvería más complejo pero también más resiliente, al no poner todos los huevos en la misma cesta técnica. Y eso, para quienes llevamos años advirtiendo sobre la dependencia de un solo motor, es casi un alivio: el uso de los motores de búsqueda en Internet está madurando, y con él, nuestra forma de optimizar.
Perspectiva de estratégica del escenario MultiSEO
Desde una perspectiva de estrategia, que los usuarios cambien de buscador o plataforma no debe verse como el apocalipsis, sino casi como una evolución natural del uso de los motores de búsqueda en Internet. Google ha reinado tanto tiempo que en la industria del marketing nos hemos vuelto un pelín “googledependientes”. Si mañana los usuarios se reparten entre varios sitios, habrá que esforzarse más, sí, pero también habría menos riesgo de que un solo algoritmo (el de Google) te hunda o eleve de golpe.
A mí, en tono algo cáustico, me hace gracia pensar en ciertos SEOs de vieja escuela que quizás tendrán que desempolvar sus habilidades y volver a estudiar cómo posicionar en Yahoo! o qué factores tiene en cuenta Amazon Search, cuando llevamos años obsesionados solo con PageRank, E-E-A-T y Core Web Vitals de Google. Ese reciclaje técnico se volverá imprescindible si el uso de los motores de búsqueda en Internet se convierte en un ecosistema más distribuido y menos centralizado.
La diversificación hará el trabajo más interesante y, en el fondo, podría premiar a quienes hacen buen contenido de calidad de forma consistente. Porque lo cierto es que, si tu contenido es útil y estás donde tus usuarios te buscan (sea Google, Instagram, YouTube, Amazon o un chatbot), tendrás ventaja en un entorno de uso de los motores de búsqueda en Internet mucho más amplio y complejo.
Eso sí, habrá que estar muy atento a las tendencias: hoy es ChatGPT, mañana puede ser que Perplexity gane usuarios porque integra mejor resultados en tiempo real; pasado, que Apple lance “iSearch” y todo el mundo con iPhone lo pruebe por defecto. El reto para empresas y creadores será moverse con agilidad. Quien se adapte rápido a las nuevas formas en que la gente busca, ganará. Quien se quede en “yo solo hago SEO para Google porque siempre fue así”, posiblemente lo pase mal… sobre todo si el uso de los motores de búsqueda en Internet ya no gira en torno a una sola plataforma.
El cambio en los hábitos de uso de los motores de búsqueda en internet pone a prueba nuestra capacidad de improvisar y aprender continuamente. Y en eso, los marketers españoles y de todo el mundo tendremos que sacar nota si queremos seguir siendo relevantes en el nuevo panorama del uso de los motores de búsqueda en Internet.
Preparando el plan B (y C, y D…): recomendaciones para un futuro incierto
Dado todo lo anterior, queda claro que no podemos dar nada por sentado. Las empresas y profesionales del SEO en España (y en cualquier país) harían bien en preparar un plan de contingencia por si Google deja de ser la gallina de los huevos de oro de tráfico. Porque si cambia el uso de los motores de búsqueda en Internet, más vale estar preparados que quedarse a verlas venir.
¿Qué medidas prácticas conviene tomar?
Vamos a enumerar algunas recomendaciones concretas. Luego, hacéis caso o no. Como vea cada uno.
- En primer lugar, diversificar las fuentes de tráfico: si hoy el 90% de tus visitas vienen de Google, es hora de trabajar ese 10% restante para ampliarlo. Eso implica potenciar SEO en otros buscadores (Bing, DuckDuckGo, etc.), pero también otras vías de entrada: redes sociales, referidos, tráfico directo (marca). Cuanto más diversificado esté tu tráfico, menos vulnerable serás ante cambios bruscos en el uso de los motores de búsqueda en Internet.
- En segundo lugar, monitorizar y aprender de otros buscadores desde ya: abre una cuenta en Bing Webmaster Tools, sube tu sitemap y observa cómo indexa Bing tu web; haz búsquedas en Bing y Yahoo de tus palabras clave para detectar diferencias en resultados. Este ejercicio de observación te ayudará a entender las sutilezas de un panorama de uso de los motores de búsqueda en Internet cada vez más repartido.
- Si tienes e-commerce, analiza tu visibilidad en Amazon (o Mercado Libre, AliExpress, u otros populares según tu sector) y optimiza fichas de producto allí. Porque el uso de los motores de búsqueda en Internet también incluye estas plataformas, que cada vez atraen más búsquedas directas.
- Si tienes e-commerce, analiza tu visibilidad en Amazon (o Mercado Libre, AliExpress, u otros populares según tu sector) y optimiza fichas de producto allí. Porque el uso de los motores de búsqueda en Internet también incluye estas plataformas, que cada vez atraen más búsquedas directas.
- En tercer lugar, mantente al día sobre las tendencias sobre el uso de los motores de búsqueda en internet por voz y los asistentes virtuales. No olvidemos que con dispositivos móviles y altavoces inteligentes, muchas búsquedas son “invisibles” (la respuesta te la lee un asistente). Una optimización silenciosa, pero decisiva en el uso de los motores de búsqueda en Internet moderno. Prepararse para eso puede implicar usar datos estructurados tipo FAQ, Schema.org para marcar definiciones, recetas, horarios, etc., de modo que Alexa o Siri puedan entender y citar tu contenido fácilmente.
- Cuarto: vigila los desarrollos de Apple. Si tienes una audiencia grande en iOS/macOS, cualquier movimiento de Apple en el terreno de buscadores te afectará. Apple ya tiene Applebot rastreando sitios, así que asegúrate de que tu web es amigable para ese bot (trátalo como a Googlebot, no lo bloquees y cuida rendimiento). Porque si Apple decide entrar de lleno en el uso de los motores de búsqueda en Internet, más vale que estemos listos.
- Por último, pero quizás lo más importante: invierte en contenido de calidad y construcción de marca. Si mañana cambiara todo, la gente seguiría buscando contenidos útiles; tener una marca reconocida hará que te busquen a ti directamente o que confíen en tus resultados aunque aparezcas en un entorno nuevo. Y contenido útil tiende a ser recompensado en cualquier plataforma, sea a través de un algoritmo, sea porque otros sitios lo referencian. Una apuesta segura en un contexto de evolución constante del uso de los motores de búsqueda en Internet.
A nivel técnico-operativo
Algunas recomendaciones adicionales serían útiles para preparar tu web ante un futuro donde el uso de los motores de búsqueda en Internet sea más diverso y exigente:
- Implementar analíticas multiplataforma:
Podemos usar herramientas que midan tráfico de distintos buscadores por separado, o configurar segmentos en Google Analytics (y alternativas open-source) para identificar con precisión de dónde viene la audiencia. Esto permite entender mejor cómo evoluciona el uso de los motores de búsqueda en Internet según canal y dispositivo. - SEO técnico universal:
Asegúrate de que tu web cumple los estándares que cualquier buscador aprecia: carga rápida, versión móvil impecable, accesibilidad, buena estructura de encabezados y metaetiquetas… Esto no solo ayuda en Google (que ya lo exige), sino que facilita la vida a cualquier otro motor que pase por tu sitio. En un contexto de multiplicidad, aplicar buenas prácticas técnicas es la base para destacar en cualquier uso de los motores de búsqueda en Internet. - Experimentar con contenido en nuevos formatos:
Si los usuarios jóvenes buscan respuestas en TikTok o Instagram, considera crear contenido ahí (microvídeos con consejos, por ejemplo). No es SEO tradicional, pero sí optimización para motores de búsqueda internos de redes sociales. Y eso, a su manera, también forma parte del actual uso de los motores de búsqueda en Internet. - Seguridad y privacidad:
Cada vez más usuarios valoran la privacidad; si DuckDuckGo u otros ganan terreno en España, puede ser precisamente por esa propuesta. Tener una política de privacidad clara, usar menos cookies invasivas o incluso comunicar que tu sitio es respetuoso con los datos podría ayudarte a posicionarte mejor ante ese segmento del uso de los motores de búsqueda en Internet. - Formación continua del equipo SEO/marketing:
Toca salirse de la zona de confort de “lo de siempre en Google” y hacer talleres o cursos sobre SEO en Amazon, sobre prompts de IA para aparecer en chats tipo Bard/ChatGPT o herramientas como Perplexity. Hay técnicas para intentar que tu contenido sea referenciado por ellos, lo que abre nuevas oportunidades dentro del uso de los motores de búsqueda en Internet con inteligencia artificial.
Aunque suene muy futurista, adaptarse rápido es clave.
Se trata de estar listo para cambiar de carril en marcha: tener los sistemas, el conocimiento y la flexibilidad para optimizar tu presencia digital en el canal que haga falta, cuando haga falta.
Estamos en Guerra, pero no tanto
Puede que todo esto suene un poco alarmista – al fin y al cabo, Google no va a desaparecer de un día para otro. Pero el mejor momento para preparar el paraguas es cuando todavía no está lloviendo. Y, en un mundo donde el uso de los motores de búsqueda en Internet empieza a diversificarse, más vale prevenir que lamentar.
En España, muchas empresas todavía viven cómodas con Google dominando el 95% de sus búsquedas. No pasa nada… hasta que pase.
Más nos vale no ser el avestruz que esconde la cabeza: hay que anticipar escenarios y entender que el uso de los motores de búsqueda en Internet puede virar más rápido de lo que pensamos.
Abuelo cebolleta en acción:
¿Recuerdas cuando Nokia dominaba los móviles y de repente llegó el iPhone y cambió las reglas? Salvando las distancias, en el mundo de el uso de los motores de búsqueda en internet podría ocurrir algo semejante.
Hoy es Google, mañana quién sabe. Y los que vivimos del ecosistema digital debemos ser un poco paranoicos y proactivos: siempre listos para el “¿y si…?”. Porque cualquier cambio en el uso de los motores de búsqueda en Internet afecta directa o indirectamente al tráfico, la visibilidad y los ingresos de nuestros proyectos.
Además, preparar un plan B no solo es defensivo; también puede descubrirte oportunidades. Quizá al optimizar tu web para Bing descubras que allí hay menos competencia en tu nicho y cosechas buen tráfico adicional. O al mejorar tu perfil en Amazon, suben tus ventas independientemente de Google.
Como conclusión, diría que mantenerse ágil, informado y diversificado es la mejor receta. Así ningún cambio te pillará con el pie cambiado del todo. Y oye, si al final Google sigue siendo rey por mucho tiempo, tampoco habrás perdido: todo lo que hagas para otros buscadores suele repercutir positivamente en la calidad global de tu presencia online.
Al final del día, el escenario “¿Y si Google dejara de ser el predeterminado?” nos enseña una lección de humildad digital: ni los gigantes son intocables, ni los hábitos de los usuarios son inamovibles. Prepararse para lo peor mientras esperamos lo mejor es, pues, la estrategia más sensata.
¿Googledependiente?
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Vamos, que si necesitas algo de SEO de cualquier tipo, no dudes en contar con especialistas que te ayuden a navegar este cambiante mundo del SEO. Al más puro estilo mercenario de marketing, estaremos listos para “tu plan que salga bien” en tu estrategia de buscadores, sea Google u quien venga.